miércoles, 24 de agosto de 2011

El primer encuentro: una experiencia sobre los primeros eslabones de la práctica docente

Taller: Escuchando y leyendo realidades sociales

Existe una obra literaria del escritor húngaro Sándor Márai titulada El último encuentro, en donde el eje transversal será, a groso modo, un encuentro, tanto físico como espiritual, entre el recuerdo y la verdad. Físico porque son dos personajes quienes intercambian palabras, y espiritual porque cada uno de estos personajes es capaz de encontrarse a si mismo y de encontrar, a la vez, una verdad o, mejor dicho, la verdad.

Me atrevo ahora a usar un título similar para este breve relato, El primer encuentro, y a dar un gran salto de una obra literaria a un aula escolar, porque pretendo compartirles un poco sobre lo que fue mi experiencia en la Institución Educativa San Félix, en el municipio de Bello. Y fue, precisamente, este primer encuentro que tuve con un grupo de estudiantes de una escuela real, lo que me permitió reencontrarme con la búsqueda,  si bien no de una única verdad, sí con una posible verdad de lo que seré como maestra de Lengua y Literatura, pues durante el encuentro con los estudiantes del grado décimo quise reunir tanto mis intereses como los de ellos, con la música como elemento de partida:



Toda la sesión giró alrededor del tema del desplazamiento forzado en el país, con la intención de que por medio de la música, la literatura y el arte en general, podemos acercarnos a ésta y otras temáticas propias y cercanas a nuestra realidad, a nuestro entorno, a nuestra ciudad y a nuestro campo.

Fue de esta manera como les presenté a los estudiantes a la profesora de la Universidad de Antioquia, Patricia Nieto Nieto quien ha dedicado gran parte de su profesión a reconstruir las historias de las víctimas del conflicto armado de nuestro país; con su texto Declaración de amor, prólogo del libro Llanto en el paraíso, que nos cuenta de una manera metafórica y sutil ese tránsito, ese trasegar del campesino a la ciudad y cómo ésta (con su gente, sus calles, sus edificios, etc.) le da la bienvenida:

“Con la ciudad al frente, te digo que eres mi vecino. Tienes derecho a este paisaje con todo lo que contiene: los árboles, las flores, los pájaros, el alimento, los libros, la brisa, los cantos, las aguas, las palabras, las calles, las sonrisas, los bailes, el trabajo; y también el esfuerzo, las dudas, los dolores, los conflictos y los malos tiempos que son parte de nuestro ser.” (Patricia Nieto)

Para cerrar, entonces, contamos con un momento de reflexión, de argumentación, por parte de los estudiantes, sobre esta temática social, a partir de un trabajo creativo en donde mezclaron elementos de los textos anteriores, imágenes sobre ciudad y campo, y sus propias palabras, sus propias visiones:





Fue esta parte del taller la que más me hizo sentir como maestra, pues no se trataba de darle a los estudiantes datos e información sobre el desplazamiento forzado, se trataba de evocarles elementos del lenguaje para que con ellos construyeran su posición, su postura y su crítica frente al tema abordado; se trataba de escucharlos para que se escucharan, se trataba de darles la voz frente a algo que, así como puede ser lejano puede estar muy cerca de ellos, más de lo que nos lo imaginamos, pero que, tal vez, no pueden expresarlo.

Al igual que en la obra comentada al comienzo, también tuve, aquel doce de agosto, un encuentro con la palabra, con el otro, con los otros y, lo repito, un encuentro conmigo, con mis miedos, mis pasiones y con la seguridad y la acogida que me transmitieron los jóvenes de ese cálido grupo de 26 estudiantes.

Los estudiantes de 10º mientras escuchaban la canción
Publicado por: Laura Giraldo García

sábado, 20 de agosto de 2011

REDESCUBRIR UNA VOCACION.(IVAN FDO PEREZ)


San Isidro: Redescubrir una vocación.


Por: Iván Fernando Pérez Loaiza.

Recuerdo aun esa noche anterior a la salida pedagógica y pienso que desde allí comenzó esta gran experiencia pedagógica, todos los preparativos últimos me llevaban a pensar y la experiencia de ser maestro. Aquella noche mientras preparaba el engrudo para las actividades del próximo día analizaba que la tarea de ser maestro va mas allá de la escuela misma pues ser docente es una tarea constante y continua, es una labor diaria y de construcción es una preparación constante, es un vivir completamente, es una vocación la cual se alimenta diariamente.

Amaneció y aquella mañana resultaba inquietante y nuevamente reflexiva el solo hecho de madrugar con el animo de transmitir el conocimiento a aquellas personitas que en aquel rincón de Antioquia nos esperaban ansiosamente, nuevamente me encontraba desde primeras horas de la mañana en tareas totalmente novedosas, el solo hecho de salir de mi casa inusualmente en bus y luego en metro premeditaban que me encontraría con una experiencia novedosa y excepcional.

Todo el recorrido en el bus de la universidad me llevaba continuamente a adentrarme en mi mismo a repensar mi profesión y acrecentar el deseo de estar ya en aquel lugar que nos esperaba y gran sorpresa al adentrarnos por aquellos caminos de duro trasegar y desde aquí empecé mas profundamente a valorar lo que es ser maestro rural , ser maestro es una verdadera vocación, este pasar diariamente por este largo camino rustico, las madrugadas diarias para llegar a la escuela solo es posible si se tiene una profunda convicción de lo que se hace , si verdaderamente nuestra profesión va mas allá de simples obligaciones y se transforma en una vocación.

Al encontrarme con la escuela despareció de mi mente aquella imagen que había creado de una escuela rural roída y caída y nuevamente nació en mi la esperanza de que la educación es transformadora y que la escuela debe ser el espacio predilecto de todo contexto tanto físico como en sus contenidos, la escuela debe ser para niños y jóvenes el espacio para su libre desarrollo, la escuela y el maestro deben ser los agentes transformadores de la sociedad y la portadora de la esperanza, esperanza que suele desaparecer ante las adversidades de la vida y la inclemencia de el marcado abismo social.

Todos los días, en las escuelas, suceden cosas múltiples y variadas. Los escenarios escolares conforman una trama policromática y peculiar, diferente a la de otras instituciones sociales y cargadas de significados muy específicos. Las escuelas están atravesadas, constituidas, por acontecimientos de diversa índole; pero casi todas las cosas que suceden en ella se relacionan de una forma u otra con la vida pasada, presente y futura de las personas que la habitan y la hacen, básicamente los docentes y alumnos. Los sucesos escolares se entremezclan con sus historias, ilusiones, proyectos y circunstancias. Sin lugar a dudas, la institución escolar siempre estuvo y estará afectada por las expectativas sociales y públicas sobre la formación social y personal de las nuevas generaciones. Pero la actividad de las escuelas no tiene ni cobra sentido si no es experimentada, contada, recreada, vivida por sus habitantes, por los que a través de sus prácticas la reproducen y recrean cotidianamente. Los proyectos educativos, aún los más costosos, “científicamente” informados y técnicamente calibrados, no tendrían ningún efecto sobre las experiencias escolares, si los directivos y docentes no los hicieran propios, los adaptaran a sus propias expectativas y proyectos, los ajustaran a sus propias visiones de los problemas, los rediseñaran a la escala particular de sus propias escuelas y aulas, los dijeran con sus propias voces y escribieran con sus propias palabras. Esta permanente apropiación y resignificación del proyecto escolar hace que las prácticas y experiencias escolares estén cargadas de sentidos, y de sentidos muy diversos, para quiénes las producen y las viven todos los días.

Ahora que observo hacia atrás y recuerdo esta experiencia educativa en el municipio de Santa Rosa de osos solo nacen en mi amplias y profundas reflexiones sobre el papel de ser maestros y, mas allá de las simples tareas del proceso educativo, mi reflexión me lleva a concluir que ser maestro no es solo una profesión, es mucho mas profundo y se convierte en una opción de vida y en gran manera en una verdadera vocación desde un sentido mas espiritual.
La educación es vocación, amor a los niños, interés porque superarse, es querer en bien de todos, es también deber, porque como dijo ese gran maestro que fue Simón Rodríguez “El objeto más noble que puede ocupar el maestro es ilustrar a sus semejantes”.  Si lo vemos desde otra óptica es un proyecto de vida para los jóvenes quienes deben ver este trabajo como un arte, como el deseo de compartir los saberes, con la ayuda que debemos hacer para construirlo.
Algunas conclusiones a las que llego luego de vivenciar esta experiencia es a la de que  enseñar es formar la vida de los alumnos, nosotros contribuimos en su formación. Pero, a la vez demanda que el maestro se prepare espiritual, mental y físicamente. No cabe duda lo que un maestro puede influenciar en la vida de su alumno, ya sea para bien o para mal. El que ha sido llamado a la docencia debe de derramar su vida por sus alumnos, ya que la enseñanza no termina en una clase, ya que la enseñanza es en todo momento y en todo lugar. No hay alumno que no quiera aprender, sino maestro que no quiere mejorar su enseñanza o cambiar su metodología. Si el  alumno no ha aprendido el maestro no ha enseñado nada.
Al experimentar el trabajo en el aula rural nos damos cuenta que los maestros en este contexto  construyen, moldean, cimientan, siembran y conducen los conocimientos fundamentales para el futuro de los niños y adolescentes. Ser maestro no es nada más cubrir un horario de trabajo, ni cumplir con los contenidos del programa escolar, es ir más allá, ¡formar gente provechosa y exitosa!, ser maestro es pulir, cincelar y diseñar con paciencia y tolerancia las habilidades de cada alumno. Haciendo con ello una obra de arte universal.
La dignidad del maestro rural es mantener su ética profesional y responsable en bienestar de su propia actitud personal y educativa, la dignidad del maestro se cultiva, se abona, se alimenta, se enriquece y se valora, con sus propias acciones. Por su gran valor, la dignidad del maestro se fomenta día a día con el ejemplo innegable, la dignidad del maestro rural es un regalo para la sociedad, es un estímulo para las familias, es una bendición para los alumnos ¡Es un triunfo para sí mismo!

viernes, 5 de agosto de 2011

EXPERIENCIA VOCACIONAL

En el año 2000 ingresé como estudiante a la Escuela Normal Superior Pedro Justo Berrio de Santa Rosa de Osos, a pesar de tener solo 11 años estaba decidida a ser maestra. Con el tiempo esta vocación se fue reafirmando al punto de que cuando comencé mis prácticas pedagógicas en el año 2004, mientras cursaba el grado décimo me sentía muy segura de mi futura profesión, estar en contacto con los niños, diseñar material didáctico y profundizar en teorías pedagógicas me enriqueció a nivel conceptual.
En el año 2005 mientras todos mis compañeros pensaban en presentarse a la universidad yo estaba decidida a hacer el ciclo complementario y las prácticas en la escuela María Auxiliadora me llenaban de responsabilidad y valor pues nunca había tenido a cargo un grupo fuera de la Normal y a las dos compañeras con las que practicaba no les gustaba la pedagogía. Todo hubiese seguido así de no ser porque en el mes de septiembre nos dijeron que debíamos cambiar de grupo y escuela, pasar de un quinto a un primero no sonaba muy interesante pero allí nos necesitaban pues se habían evidenciado algunas dificultades en los niños y con nuestras prácticas depronto se podían superar.
Con nostalgia y algo de expectativa se hizo la despedida a los niños y nos fuimos a la nueva escuela. En la primera actividad solo se hizo la bienvenida y todo parecía muy normal.
En nuestra anterior escuela por lo general las actividades de lengua castellana surgían como estrategias para entretener los niños, por ejemplo cuando no teníamos más que hacer les pedíamos que escribieran un cuento o una poesía.
En una primera sesión de clase en nuestra nueva escuela la profesora escribía en el tablero y los niños pasaban en el cuaderno mecánicamente, nos limitaba a las practicantes a controlar la disciplina y no nos permitía ni hablar, cuando salimos yo traté de manifestarle que queríamos intervenir con actividades en el grupo y nunca olvidaré su respuesta “ustedes no tienen nada que hacer aquí, yo nunca he necesitado practicantes”. Ante esta respuesta fuimos a rectoría para tratar de hablar con la coordinadora de la escuela y con nuestra coordinadora de prácticas, quienes nos contaron que los niños de primero de esta nueva escuela de la cual por respeto a la institución me abstengo de mencionar el nombre, no sabían leer y escribir una sola palabra.
Ese día yo lloraba en la oficina de dirección con rabia y tristeza porque era injusto que estos niños hubiesen perdido todo un año, no podían perder el año porque legalmente no era permitido, entonces nuestra labor fue enseñarles a leer y escribir en dos meses, dos meses en los que faltamos mucho al colegio pues la prioridad era atender a estos niños, dos meses en los cuales  todos los días hacíamos material, íbamos a la escuela y seguíamos viendo cómo esta profesora seguía a cargo del grupo.
Fue muy lindo ver como mis compañeras que nunca se involucraban en el trabajo con los otros niños, en este grupo estaban totalmente comprometidas.
En octubre nos preguntó durante una clase la coordinadora de prácticas “Quienes van a entrar al ciclo” yo no levante la mano y ella me preguntó “¿Alexandra vos?”, yo bajé la cabeza y le dije que no a lo cual ella respondió “me lo imaginé”, nunca entendí porque me dijo eso, supongo que fue porque sabía la experiencia en la escuela. La verdad tenía miedo, miedo de no saber enseñar, de hacer lo mismo que la profesora de mis niños, ahora no era unos niños cualquiera de una escuela x, eran mis niños y me daba mucho temor fracasar en la labor que había elegido.
Sabiendo que mi vocación estaba relacionada con el trabajo con personas, me presenté a la universidad a trabajo social, aunque me gustaba no era realmente lo que quería pero pasé a Educación Flexible y estaba dispuesta a iniciar.
En enero del 2006, cuando ya se habían matriculado desde diciembre todos los estudiantes del Ciclo de Complementario, mientras iba por una calle escuché que una niña gritó “Profe”, como no reconocer esa voz si era Valeria, una de mis niñas de aquel primero. Esa niña con esa palabra me cambio la vida, me ayudó a aceptar el reto de ser profe.
Mi mamá sabía todo lo sucedido y había estado durante diciembre tratando de que yo comprendiera que no tenía que ocurrirme lo mismo que a la otra profesora y que debía enfrentar este reto pero había sido imposible hacerme reflexionar, Valeria con una palabra me hizo pensar que valía la pena ser profe. La saludé y me fui al colegio sin hablar con mi familia, hablé con la rectora y le conté mi caso, le pedí que me diera la oportunidad de matricularme de forma extemporánea y ella aceptó.
En ese entonces el Ciclo Complementario era por énfasis y tenía las opciones de Lengua Castellana y matemáticas, me inscribí en la primera todavía con cierto temor pues Lengua Castellana implicaba enseñar a leer y escribir, dos cosas que me gustan mucho pero que había conocido la dificultad al enseñarlas. El ciclo complementario fue una experiencia motivante en la cual mi proyecto enfocado hacia la lectura y la producción escrita con base en la narración de historias, desarrollado en la escuela del corregimiento de Hoyorrico en Santa Rosa de Osos me ayudó a reconocer cómo la literatura nos permite conocer mundos inimaginados y despertar múltiples sensaciones que solo las palabras hacen posibles.
Culminé exitosamente en el año 2007, año en el cual me presenté de Universidad de Antioquia, pero esta vez a Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Lengua Castellana de la cual actualmente curso octavo semestre. La razón principal por la que elegí seguir en éste énfasis fue la literatura, miré varias opciones y pensum pero no había otra universidad en la cual la literatura tuviese tanta importancia, lamentablemente en el programa cada vez desaparece más.
Durante los semestres que llevo en la universidad solo he tenido un acercamiento con una institución educativa, en la cual se desarrolló una micropráctica enfocada hacia la comprensión de textos de acuerdo con los tipos de preguntas, de esta micropráctica y de mi actual trabajo me quedó la inquietud acerca de cómo se desarrolla la comprensión en los estudiantes.
Desde hace un poco más de dos años trabajo como facilitadora virtual en el Cibercolegio UCN, institución con grandes fortalezas pero en la cual he identificado que muchos estudiantes no comprenden bien lo que leen, es por esto que desde mi práctica me gustaría aportar un poco hacia la solución de dicha dificultad.

Alexandra Monsalve